domingo, 1 de marzo de 2009

Bitácora PyME Febrero 2009



Bitácora PYME
Febrero 2009
Por Emilio Pineda

Finaliza febrero de este 2009. Los días en la caótica Ciudad de México han estado espectaculares estas dos últimas semanas. No sé si se deba al calentamiento global o a algún otro fenómeno meteorológico pero noto que el sol sale radiante, el viento ha limpiado un poco nuestra polvosa atmósfera chilanga y la temperatura ha estado agradablemente templada. Si fuera neoyorquino estará alabando el esplendor del Central Park o describiendo el ritmo siempre acelerado de la quinta avenida. Pero mis referentes más cercanos son el Parque El Pípila de la colonia Vista Alegre y la bulliciosa y desordenada Calzada de Tlalpan. Lejos de venir a mi mente una cosmopolita canción de Frank Sinatra, interrumpe mis pensamientos una tonada de algún narco corrido proveniente de un microbus que pasa en la calle cercana. Aún así, estos días me parecen bellos.

Se cumplen ya dos meses que navego solo. Dos meses que renuncié a mi más importante cliente pero el más nefasto de todos. Porque ese cliente, gubernamental por cierto, me daba buenos ingresos pero me sumergía en dos circunstancias perjudiciales para todo empresario pequeño: me hacía perder el tiempo en necios y ociosos pedidos por parte de un inexperto coordinador, que al final ni se usaban ni mejoraban el servicio y sí consumían recursos; por otro lado me hacían reposar en una falsa y peligrosa zona de confort, ya que gracias a esto yo no buscaba con ahínco nuevos clientes ni innovaba en mi campo de acción.

Apenas decidí en noviembre de 2008 dejar esta zona de confort acudieron a mi dos sensaciones contradictorias: el miedo a navegar, con mi negocio nuevamente, en aguas impredecibles y con vientos huracanados con forma de crisis económica mundial, así como también una chispa creativa y un entusiasmo que hacía años no sentía. Me invadió un optimismo casi psicotrópico y me dije: “la crisis no es para mí”.

Y aquí estoy, dos meses navegando y aprendiendo. Hay que decir que como todo buen timonel de mi vida como empresario tomé mis precauciones. Llevaba ya dos años tomando cursos de ventas, yendo a conferencias y leyendo libros. Ya había tenido por ahí experiencias muy tristes con incubadoras de negocios que en otro momento compartiré, pero que ayudaron muy poco y me hicieron perder tiempo. En fin, que llegó el tiempo de aplicar lo aprendido.

En estos dos meses me he dado cuenta de muchas cosas: que la crisis es un fenómeno real pero que no afecta a todos por igual. Hay sectores que tienen planes de crecimiento para este año y hasta tienen dinero para hacerlo. Que en México vivimos crisis crónicas ya que tenemos políticas pésimas de pago a proveedores que hacen que las empresas pequeñas financien al gobierno (cuando el gobierno anuncia con bombo y platillo lo contrario), que las empresas privadas tardan en pagar, y que hace que la carrera de las PyMES sea una competencia de resistencia. Aquí sobrevive el que puede estirar los ahorros, mientras el cliente se hace de la vista gorda con el pago.

También aprendí que la labor de ventas es algo así como un arte, una ciencia, una disciplina politécnica y sobre todo una habilidad que nos enfrenta con nosotros mismos. Que tener un negocio es como estar casado y que es muy importante procurar seguir enamorados todos los días, ya que de lo contrario, el proyecto no funciona. No puedes vender aquello en lo que no crees, en lo que desconfías o en lo que te sientes inseguro. No puedes vender carne siendo vegetariano. Tienes que amar tu producto o servicio y tienes tú mismo que ser el principal consumidor. Por lo tanto, querido lector, debo decirte que estos dos meses han sido tiempos de levantar insistentemente el teléfono, tocar puertas, diseñar proyectos, presupuestar, combatir las objeciones, re armar presupuestos, descolgar el teléfono otra vez.

Alguna vez escuché del experto en mercadotecnia, Enrique Gómez Gordillo, que es mejor "bueno en ejecución que perfecto en planeación", que hay que dar los pasos ya. Y es mejor estar tocando todas las puertas, aunque no se abran todas, que esperar a que algún experto nos haga el mejor estudio para saber qué puerta tocar y que nos abran a la primera.

Me di cuenta también que hay que tener cuidado en quién te aconseja. Me encontré con instituciones y publicaciones orgullosas de sus "expertos", flamantes doctores en Administración de Negocios, maestros en universidades, investigadores postgraduados en los temas, pero que, con todo respeto, no han arriesgado ni 50 centavos en un negocio real; que nunca han perdido dinero, que no han sufrido robo hormiga, que no han tenido que salir a vender, que no han tenido que corretear el pago atrasado de algún cliente. En otras palabras, son expertos en negocios que nunca han tenido. Con todo respeto, me suena a un sacerdote dando consejos sobre sexo.

Así pues, querido lector, en esta serie de escritos deseo compartir contigo periódicamente las experiencias, los ratos amargos, los aprendizajes y los éxitos de esta aventura de ser empresario. En esta ocasión he divagado un poco pero en las próximas publicaciones iré abordando sólo uno o dos temas.

Esta Bitácora PYME tiene también la intención de que formemos una comunidad y entre todos compartamos información que nos enriquezca. Así que te invito a que comentes, a que participes, a que nos cuentes tu caso. Creo que nadie tiene la verdad absoluta y cada negocio posee su propia personalidad, así que mi punto de vista es sólo un pequeño fragmento de una enorme realidad. Por lo tanto, lo que tú tengas que compartir ayudará a formar mejor este rompecabezas. Agradezco tu paciente lectura y te espero en la próxima.

Si quieres saber a qué se dedica mi empresa entra a www.epiproducciones.com y a www.expresiondigital.tv Ahora, si me quieres mandar tus comentarios, saludos, reclamos, o lo que quieras, hazlo al siguiente correo: emilio@epiproducciones.com

PD: Te invito a disfrutar los excelentes día que febrero nos ha regalado. Relájate y disfruta lo que haces.

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