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Bitácora PyME Marzo
¿Somos un país de empresarios?
Publicado en: http://epigrammas.blogspot.com/ y en http://expresiondigitalmx.blogspot.com/
Por Emilio Pineda
Marzo se distingue especialmente por dos fechas particularmente cursis: Una es la llegada de la primavera y con ella el trauma de miles de infantes que tienen que disfrazarse de florecitas, arbolitos, nubecitas, pajaritos y salir a hacer el ridículo en los festivales del kínder y la primara, ante las lacrimógenas expresiones de ternura de sus progenitores. La otra es la necesaria celebración del natalicio de Don Benito Juárez, que por azares del destino coincidió con la fecha primaveral. Y no es que me parezca cursi el Benemérito de las Américas, lo que me parece de "penita ajena" es que sigamos celebrando el natalicio de este importante hombre de nuestra historia en las nubes de la ignorancia. Sabemos que Don Benito Juárez era un pastorcito oaxaqueño que llevaba a sus ovejitas en el campo mientras tocaba alegremente una flauta y luego, ¡zas! se convirtió en presidente de México. En algún remolino de la historia oficial se quedaron extraviados los matices, los esfuerzos, el camino del reformador. Aún quienes están en contra de él, lo hacen dentro de un fanatismo sin conocimiento. Cierro esta reflexión invitándote, querido lector, a que te eches un clavado en la historia patria que nos muestra a los hombres de carne y hueso. La que nos permite conocer las visiones, misiones y ambiciones de quienes forjaron nuestro país. Sólo así podremos entender algo de lo que pasa actualmente.
Y es que una de estas mañanas desperté con la noticia de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ganan en promedio medio millón de pesos al mes. ¡Medio millón! Por su parte los consejeros del IFE, en un acto heroico de obediencia sumisa a la Constitución, buscaban igualar sus sueldos los de los ministros. ¡Qué obedientes de la Ley! Pero los partidos políticos no se salvan: se ha anunciado que para las elecciones intermedias de este año, se tiene ya asignado un presupuesto de $ 3,633 millones de pesos. Y no olvidemos que estos nuevos y flamantes diputados que tomarán sus lugares por allá de septiembre, seguramente se "motivarán" la próxima navidad con jugosos aumentos de sueldo y dramáticos aguinaldos que van a dejar en la indigencia a cualquier jeque árabe. El argumento para tan insultantes sueldos es que necesitamos en México gente muy capaz en el gobierno y para ello necesitamos pagarles muy bien, hay que darles sueldos competitivos. Yo me pregunto ¿quién en su sano juicio, dentro de la iniciativa privada o en la comunidad internacional, desea llevarse a alguno de nuestros políticos mexicanos con esos sueldos de miedo? ¿Hay fuga de cerebros en la Cámara de Diputados? Voy más dramático: ¿hay cerebros en la Cámara de Diputados? (porque fugas sí hay, sobre todo cuando se les descubren sus desfalcos) Y finalmente remato: con estos sueldos y presupuestos ¿cuál crisis?
Pensando en todo esto llego a la conclusión que México ha sido históricamente una nación educada en la depredación y no en la generación de riqueza. Me explico: por tradición, educación y cultura hemos crecido con la idea de que "alguien" nos debe dar trabajo después de acabar la escuela; que ese trabajo debe estar bien pagado y además deberá estar acompañado de buenas prestaciones. Pero permanentemente estamos en la carrera de la muerte, es decir: es lunes y ya le estamos suspirando al viernes, en enero agarramos el calendario y contamos cuántos días festivos, puentes y jornadas no laborales nos esperan. En junio ya queremos que sea diciembre, contamos cuántos años nos faltan para jubilarnos y así, vivimos esperando que nuestra vida se vaya de volada para que sólo nos queden las fiestas. Queremos recibir cosas excelentes pero no estamos dispuestos a dar excelencia en nuestro trabajo. Queremos que "alguien" ponga, para que nosotros simplemente tomemos lo nuestro. Nadie quiere aportar, es más, cuando nos piden que aportemos un poco más nos ofendemos y nos sentimos automáticamente explotados.
Muchas de nuestras familias, especialmente de quienes ya tenemos más de 30 años... como "treinta y doce", se formaron y crecieron en la década de los 60 y 70. Tiempos en los que en México, la única manera de salir adelante era siendo empleado del gobierno. Había que buscar la plaza de base en la Secretaría o Dirección General correspondiente y tener un buen plan de jubilación. Nuestros funcionarios de entonces, y los de ahora, saben que tienen que ejercer un presupuesto... ¿Qué significa esto? Que tienen que gastarse una cantidad de dinero que se les da durante el año en curso. Y se lo tienen que gastar todo porque si no, el año entrante les van a dar menos dinero o se buscarán un problema. Por lo tanto fuimos educados para gastar, no para crear riqueza.
Por otro lado, el consejo de nuestros padres ha sido siempre: "ahorra, para que en el futuro tengas". Nuevamente el enfoque hacia el gasto. Ahorrar significa gastar menos y guardar no lo gastado. Nunca he escuchado un consejo de un padre que diga algo así como: "...además de ahorrar, busca la forma de que te entre más dinero" ¡Claro que no! Porque nuestros padres sabían hacer "guardaditos" y nunca supieron cómo incrementar sus ingresos por otra vía que no fuera tener doble turno u otro trabajo. Y miren, no los critico, el México de entonces fue muy hostil con la economía familiar y nuestros padres no tenían muchas opciones.
No es de extrañar entonces que en México muchas políticas de fomento a la Pequeña y Mediana Empresa no funcionen, tengan una corta visión o simplemente no existan. Ya que los políticos que las diseñan nunca han creado nada, por el contrario, llegan a un puesto de trabajo a consumir sus recursos. ¿Se acuerdan que el entonces candidato presidencial del PRD, AMLO, decía que él quería vivir en Palacio Nacional como Presidente y que le bastaba con un "cuartito" y un baño para su casa habitación? Ese es justamente el lenguaje de la miseria que se nos metió como cultura. Los mexicanos trabajamos para ganar unos "centavitos", a ver si en el futuro compramos una "casita" y ojalá que tengamos un "cochecito". Así, todo en diminutivos, porque si decíamos "casa" en lugar de "casita" a lo mejor quedábamos como presumidos o soberbios. Muchos políticos deben rezar antes de dormir agradeciendo que haya muchos pobres, porque ellos sostienen su demagogia. Creo que rezan: "Bienaventurados los pobres, porque de ellos yo obtengo mi reino de los cielos". ¿Será posible que un político con esa visión de sí mismo y de su país pueda formular una estrategia real de generación de riqueza en México? ¿Es ese el tipo de líderes que necesitamos? Y no nos quedemos tranquilos, que los gobernantes de otros partidos, incluidos los que actualmente dirigen el destino del país no salen tan bien librados.
Sólo como breve referencia al refranero del terror recordemos: "Un político pobre es un pobre político" "Nadie se resiste a un cañonazo de 50 mil pesos" "El que no tranza no avanza" "No quiero que me den, nomás pónganme donde hay" "Si mis agremiados están jodidos, yo no tengo por qué estarlo" (de un líder sindical cuando le preguntaron por el lujoso reloj que portaba) y muchos etcéteras que nos harían bajar la mirada de vergüenza como país. Y es que el problema no es tener comodidades o una buena vida, como lo aseguran lo políticos en campañas. Lo indignante que haya gente que lo logre mediante el robo, el engaño, la estafa, la manipulación y a costas de nuestros impuestos. ¿Por qué crees que les cuesta trabajo quitar el impuesto de la Tenencia Vehicular? Porque su sistema político ya está muy obeso y muy parasitado. Si dejan de recibir ese dinero pierden plazas, cotos de poder, partidas secretas, etc.
Entonces ¿vivimos en un país con las condiciones óptimas para formar empresarios? Y no nos confundamos. Cuando hablo de empresarios no me estoy refiriendo a Carlos Slim (pollito que me cocinaré en otro momento), o Salinas Pliego, o Azcárraga. ¡No!, me refiero al dueño de una tienda, de un taller mecánico, de una farmacia, de un despacho jurídico, de una comercializadora, de una exportadora y de muchos otros giros que todos los días luchan contra la crisis, la sobre regulación, los absurdos impuestos de su sector, de la competencia desleal de los protegidos. Es increíble que aunque México tiene pocas condiciones de fomento a las Pequeñas y Medianas Empresas, muy pocos asesores que valen la pena, leyes adversas y falta de competitividad, cada vez más personas toman el valor suficiente y emprenden su nuevo negocio. Lamentablemente la tasa de mortandad de nuevas empresas sigue siendo alta: 8 de cada 10 empresas cerrarán en los primeros dos años de vida y sólo una sobrevivirá después de cinco años. ¿Qué hacer entonces?
Los estudios en este ámbito han demostrado que muchas empresas cierran debido a las condiciones adversas que enfrentan, pero la gran mayoría desaparece debido a la falta de planeación. Y es aquí donde hay que poner el énfasis: dentro de este panorama en el cual carecemos de formación empresarial en México, no tenemos tampoco el hábito de la planeación, nos da flojera poner en papel las ideas y las metas que queremos alcanzar. Así que aquí les expongo los temas que, a mi parecer, y recuerden que yo no tengo la neta, deberían ser materia de estudio y trabajo interno:
Autodisciplina, ya que siendo empresarios no tenemos un jefe ni nadie que nos obligue a cumplir las metas del día, así que tenemos que hacerlo nosotros mismo; una formación financiera: tenemos que saber el lenguaje del dinero y sus movimientos, tanto en las economía nacional como en nuestra empresa; liderazgo: ya que sin cualidades para dirigir un equipo de trabajo no podremos orquestar adecuadamente nuestro negocio; educación y actualización continua: ya que no podemos saberlo todo, necesitamos estar al tanto de las novedades en nuestro negocio, en nuestro mercado y en las necesidades de nuestro cliente, si no conocemos las tendencias en nuestro entorno caeremos rápidamente en la obsolescencia y tenemos la obligación también de desarrollar nuevas habilidades. Finalmente: Pasión. Porque no podemos alcanzar nuestras metas en un ámbito tan competido si no amamos lo que hacemos.
Creo que vivimos en un país en el que su gente va poco a poco al entendimiento de que no es a través de caudillitos como lograremos el crecimiento y el bienestar. Somos nosotros, como sociedad, los que lograremos construir un mejor futuro para el país. Sólo con una sociedad más observadora, informada, analítica, crítica y propositiva alcanzaremos mejores estadios de bienestar. Sólo hay que seguir en el trabajo diario, con planeación, inteligencia, acción y amor.
Cualquier comentario o reclamo a su cursi servidor, envíenlo por favor a emilio@epiproducciones.com Y si lograste llegar leyendo hasta acá, te mando todo mi agradecimiento por tu paciencia y mis mejores deseos para todo lo que emprendas.
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