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Estudiantes de Comunicación y las Tecnologías de la información
Por Emilio Pineda
Publicado en: http://epigrammas.blogspot.com y en http://www.zeppia.com/epigrammas
El debate sobre cuál es el papel de las nuevas tecnologías en la formación de los profesionales de la comunicación es muy similar al cuestionamiento de qué tipo de comunicólogos están formando, o deberían formar, las universidades hoy en día. El propio término nos lleva ala trampa fundamental, ya que mientras los planes de estudio están enfocados idealmente a la generación de comunicólogos, los estudiantes entran con la idea de ser comunicadores. Estos últimos piensan que la carrera de Ciencias de la Comunicación los formará como conductores, locutores, presentadores de programas televisivos y, en algunos casos, productores, cineastas o jefes de piso en una producción. Y es aquí en donde caemos en el error, ya que si deseamos formar o formarnos como comunicadores no se requeriría necesariamente el estudio de una licenciatura. Bastaría con tomar algunos cursos o talleres de actuación, conducción o locución, alguna serie de prácticas intensivas y listo, el aspirante será capaz de desempeñarse adecuadamente frente a las cámaras o micrófonos.
Pero si de lo que se trata es de formar verdaderos comunicólogos, el enfoque deberá ser distinto: El comunicólogo es un científico social, sus habilidades, además de los aspectos relacionados con la producción, también deberán contemplar el análisis, la estrategia, la interpretación y la investigación. El comunicólogo es un estratega del mensaje, un generador de contenidos que respondan a un objetivo y lo alcancen con eficiencia. El comunicólogo debe conocer el contexto histórico, social, político, ideológico y hasta económico del público al que dirigirá el mensaje.
Es aquí donde entra el asunto de las nuevas tecnologías: tratándose de un profesional formado integralmente en un ambiente interdisciplinario, el comunicólogo deberá conocer todos los medios de comunicación que tiene al alcance para diseñar adecuadamente la estrategia de su mensaje. Aquí siempre me he referido a una metáfora que compara al comunicólogo con un pintor: El pintor debe tener un adecuado concepto de la estética, del discurso visual que quiere plasmar; en su imaginación deberá tener muy claro el tipo de obra que desea generar; pero también deberá ser capaz de elegir el lienzo más adecuado, las dimensiones de la superficie en donde trabajará, conocer con detalle su paleta de colores y, finalmente, deberá dominar con maestría la técnica del pincel para hacer realidad su obra. Un pintor que no sepa las técnicas será sólo un soñador, por otro lado, una buena técnica por sí sola no hace a un gran artista.
Así, el desarrollo de las nuevas Tecnologías de la Información ponen en las manos de los comunicólogos una enorme y rica paleta de opciones para una mejor e innovadora estrategia de mensajes. Sin embargo, tal parece que muy pocos se han percatado de esto. La enseñanza en las universidades se enfoca todavía en los medios de comunicación tradicionales y en los procesos establecidos hace ya un par de décadas. Los estudiantes, paradójicamente, son público usuario de estas nuevas tecnologías y no parecen darse cuenta que éstas pueden ser sus valiosas herramientas de trabajo.
La tecnología está inmersa ya en toda actividad de la vida diaria. Europa, los Estados Unidos y muy especialmente los países asiáticos nos han demostrado que pueden llegar a ser motores importantes del desarrollo de las naciones e incluso buenos y generosos negocios. Estamos abandonando la Era Industrial en la que se formaron nuestros padres y abuelos, y hemos entrado contundentemente en la Era de la Información. Los nuevos millonarios del mundo ya no son los dueños de automotrices y petroleros. Hoy, nombres como Bill Gates de Microsoft, Steve Jobs de Apple y Pixar o Sergey Brin y Larry Page de Google son los que generan anualmente varios miles de millones de dólares y dan trabajo a miles de personas en todo el mundo. La información se ha vuelto tan valiosa que ya se ha convertido en el principal activo de muchas empresas. La crisis financiera y económica que actualmente vive el mundo ha tenido un gran componente especulativo también, es decir, que la información ha tranquilizado o inquietado a los mercados en forma constante.
Ante la realidad actual, ya no podemos negar un hecho contundente: entre los países y las personas los más competitivos serán quienes sepan más y no quienes tengan más. La carrera hacia la supremacía mundial se corre en los carriles del conocimiento y no en los de la posesión de los recursos naturales. No es casualidad que países como China, India, Singapur, Japón y desde luego los gigantes europeos y Estados Unidos estén apostando a la formación de profesionales en ingenierías y especialistas en Tecnologías de la Información y Comunicación.
En México tendremos necesariamente que enrolarnos en este ritmo de conocimiento si realmente queremos ser competitivos en el mundo. Los comunicólogos mexicanos deberemos dejar de mirar sólo dos cadenas televisivas y algunas estaciones de radio nacionales y locales. Las Tecnologías de la Información nos ofrecen caminos aún no transitados y somos nosotros los que tenemos que tomar nuestro carril antes que alguien, seguramente de otro país, nos cobre el peaje.
Por lo anterior, nos atreveremos a sugerir en forma muy breve, algunas estrategias que ayuden a enriquecer la formación profesional de los futuros y presentes licenciados en Ciencias de la Comunicación, los verdaderos comunicólogos.
• Es necesario incluir en los planes de estudio materias relacionadas con Internet y las nuevas Tecnologías de la Información. Hay que hacer esto desde enfoques teóricos como análisis de estrategias y efectos, así como también en el ámbito práctico, apegado a la realidad actual.
• El desarrollo de las Tecnologías de la Información es verdaderamente vertiginoso, así que la actualización constante es obligatoria. No pueden pasar seis meses sin que el profesional retome una revisión profunda de lo que pasa en este ámbito. Esta actualización deberá incluir a maestros y alumnos.
• Es impostergable generar literatura “tropicalizada” para México, ya que actualmente los mexicanos estamos escribiendo muy poco sobre el tema. Es interesante notar que los países de habla hispana que están generando libros, estudios, tesis y demás documentación sobre tecnología y comunicación sean principalmente España y Argentina.
• Sería enriquecedor que las universidades desarrollen programas de fomento al “emprendedurismo” en tecnologías de la información. Es decir, impulsar la cultura de nuevos empresarios que combinen ambas disciplinas en el diseño de nuevos negocios.
• Finalmente deberemos señalar que el comunicólogo diseña los mensajes, genera los contenidos pero no está obligado a ser un “todólogo”. Es importante que las universidades fomenten el constante contacto entre carreras para que las otras profesiones encuentren en el comunicólogo la ayuda ideal para el desarrollo de la información especializada.
Son nuevos tiempos para todas las profesiones y las Ciencias de la Comunicación no son la excepción. Son tiempos en los que los hombres y los países sarán exitosos en función de las capacidades que desarrollen. El tren del conocimiento está anunciando su partida, si no nos subimos a él y creemos que podemos esperar el siguiente, quizá ya nunca llegue otro y el precio por esta decisión será muy caro.
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