lunes, 28 de junio de 2010

MEMORIAS DE UN “KEYBOARD HERO”



EPISODIO 01
EL ENCUENTRO CON LA MUSICA
Por Emilio Pineda

Mientras escribo estas primeras líneas escucho en mis audífonos la “Canción de Invierno” de Silvio Rodríguez. Siempre me ha parecido que el cantautor cubano tiene esa habilidad de jugar con las emociones y con el intelecto al mismo tiempo; procurándome ternura y melancolía en su combinación de versos y armonías. Y aunque la Trova Cubana no fue la primera música de la que me enamoré, sí influyó en forma importante en la consolidación de este amor. Silvio me trae inevitablemente el recuerdo de la casa de Morelos que construyó mi padre y en la que viví, cada fin de semana, mi adolescencia, juventud y adultez universitaria. En la que aprendí y practiqué tradiciones familiares con las que no siempre simpatizaba.

¿Cuándo me enamoré de la música? No tengo claridad en la fecha exacta pero sí en las circunstancias: Resulta que después de muchos años de trabajo, a mi padre le llegaron las vacas gordas como funcionario de gobierno. Fue difícil pues éramos 8 hijos y él fue ascendiendo poco a poco dentro de su carrera como maestro. Mis hermanas mayores vivieron más de cerca este cambio y en realidad cuando yo nací ya estaba instalada cierta comodidad en la familia. Así pues a mi papá le ocurrió la coincidencia de nacer el 2 de febrero, día de la Candelaria, fecha de mucha tradición religiosa en México. Bueno, tal vez fue la “tamaliza” de la Candelaria, tal vez el cumpleaños del “jefazo” o simplemente el hecho de que los mexicanos somo harto fiesteros, cada 2 de febrero mi casa se inundaba de gente, comida y... así es... música.

Dado que mi padre tenía gran influencia en las escuelas secundarias del país, de todos esos rincones llegaban a la casa estudiantinas, mariachis, grupos folklóricos, tríos románticos, trovadores, declamadores, marimberos y un sinnúmero de artistas escolares, amateurs y profesionales. No exagero si afirmo que durante casi una década las fiestas duraban tres días enteritos, ya que el desfile de subordinados, amigos genuinos y conocidos convenencieros era casi interminable. Mi madre y mi hermanas hacían de anfitrionas, edecanes, cocineras, meseras, jefas de relaciones públicas, coristas, bailarinas y hasta sacaborrachos cuidadosas, ya que el beodo en cuestión podría ser un alto funcionario del Sistema Educativo Mexicano y había que ponerlo de patitas en la calle pero elegantemente.

Hice conciencia clara de este ritual onomástico casi cuando estaba estudiando la primaria. Mis oidos infantiles se llenaron de música guerrerense, abundante por cierto ya que mis padres y mis hermanas nacieron en ese estado de la República. Pero también tuve oportunidad de escuchar melodías del norte, centro y sur del país. Tenía, sin saberlo, la oportunidad de viajar por todo México a través de su música. Debo decir que en general todo me gustaba, aunque al alcanzar la adolescencia mi oído se afinó y ya pude emitir algunos juicios sobre lo que escuchaba: los mariachis se me hacían demasiado ruidosos, algunos tríos me parecían cursis y ciertos trovadores gritaban mucho cuando el alcohol les templaba la garganta. También me parecía admirable todo aquél músico que era capaz de pegarle a una marimba, a tañer las cuerdas de un arpa o ejecutar con virtuosismo la guitarra. Hasta ahí todo iba bien. Yo era un espectador con algunas herramientas para emitir opiniones pero un espectador más finalmente.

Creo que el impacto ocurrió cuando en uno de esos cumpleaños, por la mañana, llegó del Estado de México un director de una escuela secundaria quien trajo a mi padre como regalo la interpretación del grupo de música folklórica latinoamericana del plantel que dirigía. Supongo que no eran más de 7 integrantes, todos con el uniforme escolar y todos de mi edad. Quizás eso fue lo que me impresionó, ya que en el momento que iniciaron las canciones, pude ver que todos, muchachos y muchachas, eran realmente muy buenos músicos... ¡y tenían mi edad! Cada canción los obligaba a intercambiar curiosos instrumentos de alhiento, cuerda y percusión. Cada canción venía impregnada además de gritos de júbilo, invitación al público (o sea mi familia y maestros asistentes) a participar con plamas y coros. Cada canción era una fiesta.

Mi padre disfrutaba realmente estos momentos y siempre buscaba inmortalizarlos. Ya para ese año, tal vez 1978 ó 1979, teníamos en la familia una grabadora de cassettes que se usó para grabar a este grupo. Nadie más buscó la cinta para recerar el momento excepto yo. Escuchaba con insistencia las canciones y me preguntaba dónde podría oír más de esa música: El Carnavalito, El Pájaro Campana, El Cóndor Pasa, el Pájaro Chogüí. Dos hermanas mías intervinieron entonces: Patricia me enseñó que en la fonoteca de mi papá había discos de grupos como Inti Illimani y Los Calchakis los cuales me encantaron enseguida; y mi hermana Rebeca me enseñó mis primeros acordes de guitarra... específicamente el “círculo de Do”: Do mayor – La menor - Re menor – Sol 7. Ustedes lo conocen porque con ese círculo se interpretan un gran número de boleros románticos (si persiste la duda consulte a su músico más cercano).

Un recuerdo hermoso de mi madre, que ahora compartiré con ustedes, es sin lugar a dudas su habilidad para cantar con sentimiento pero sobre todo con una gran afinación. Ella, sin haber estudiado armonía o alguna de estas materias musicales tenía la gran facilidad de contruír segundas o terceras voces a los cantantes principales. Así podía unírsele a cualquier intérprete profesional en esas fiestas monumentales y poner la armonía que embellecía los boleros que ella disfrutaba y que le traían recuerdos de su juventud y de su pueblo. Yo la escuchaba embelesado sin saber muy bien cómo lograba eso, pero no había duda en que el resultado se oía hermoso. Moría de ganas por aprender su técnica, que ciertamente era de oído puro. Mi madre daba con las notas con una naturalidad increible y no importaba el tono. Doña Ofelia, mi madre, formaba espontáneamente el dueto o el trío, se llevaba cascadas de aplausos y luego volvía a su actitud discreta y tranquila de co-anfitriona.

El siguiente paso empezó a cerrar el círculo virtuoso: Dado que la casa que tenían mis padres se encontraba en Yautepec, Morelos, visitábamos con frecuencia Tepozlán. Ahí me topé un día con un vendedor de instrumentos latinoamericanos de alhiento hechos con bambú. Conocí la Kena, los Sikus, el Rondador, las Zampoñas y poco a poco los fui coleccionando al mismo tiempo que aprendiendo a tocarlos. Cabe decir que más de una vez caí en las garras de charlatanes que me vendieron instrumentos que no eran tales sino que simplemente eran artículos para el turista ya que estaban mal hechos y desafinados. Fui aprendiendo.

Así empecé a volar. Con mis instrumentos y con mis discos. De puro oído. Intentaba imitar con la guitarra o con los otros instrumentos los sonidos que salían del “estéreo” de discos de acetato. Poco a poco pasé de la frustración a ciertos logros. Poco a poco conseguía que mi familia se hartara de escuchar la misma pieza musical, y hasta el mismo fragmento, una y otra vez. Poco a poco.

¿Era yo un músico? No lo creo. Era un estudiante de la secundaria y eso sí, buscaba la posibilidad de armar un grupo de folklor en mi plantel, nunca lo conseguí. Sin embargo era yo tal vez el único alumno que le ponía atención al maestro de música. Porque me estaba enseñando a leer las notas del pentagrama y traducirlas en el chillante sonido de la flauta Yamaha. Podía darme cuenta de que la clase de música me gustaba mucho más que a la mayoría de mis compañeros. Pero la música se volvería una pasión más allá de un simple hobby. Ya les iré platicando.

Sólo como último comentario les diré que a veces no sabemos con exactitud qué nos puede influir a tomar una decisión de vida o de profesión. Pero siempre es mejor, por las dudas, estar expuesto a cosas bellas.

Cualquier comentario: emilio@epiproducciones.com

lunes, 31 de mayo de 2010

Bitácora PyME: El Valor de Pertenecer


Por Emilio Pineda


Sin lugar a dudas uno de los males que nos aqueja a los PyMEmpresarios de México es que, no sé por qué diantres, nos gusta hacer las cosas solos. No sé si es cultural, lo aprendimos en algún momento de nuestra Historia Patria, o algo así, pero se nos dificulta mucho trabajar en equipo. Hay miles de análisis, algunos profesionales, otros un tanto charlatanes, que llegan a la conclusión de que por eso, como país, logramos algunas medallas en el deporte internacional cuando se trata de disciplinas individuales y nomás no la hacemos cuando se trata de deportes de equipo. Bueno, ni hablar de nuestra Selección Nacional de futbol a la que siempre cargamos de todas las esperanzas y nos devuelve desilusiones. Como sociedad también vemos diariamente esta lucha de individualidades en la que la colectividad sencillamente no existe. Siempre hay alguien que se quiere meter en la fila, el coche que toma el acotamiento de la carretera para librarse del embotellamiento de quienes vienen correctamente en su carril. Seguramente podríamos gastar cuartillas y cuartillas de texto y no terminaríamos de encontrar ejemplos en que los mexicanos levantamos el estandarte del “yo voy primero y que los demás se jodan”.


Las grandes empresas se han movido bajo este esquema también y podemos encontrar en muchos ámbitos grandes marcas que han buscado permanecer como predominantes en su ramo sin importarles que caigan en prácticas monopólicas. Que al fin y al cabo tienen el poder de mover unas cositas aquí y allá en las leyes o en la política y el monopolio queda disfrazado. ¿Acaso México no tiene al empresario más rico de mundo? Ése que proclama ser patriota y trabajar por México, pero cuando parece que se abren las leyes a la libre competencia se enoja y amenaza con llevarse su dinero a otra parte. Ése al cual tú le das dinero diariamente porque seguramente consumes algunos de sus servicios o compras en alguna de sus tiendas. Al fin y al cabo, “Todo México es Territorio Slim”. Y no estoy censurando la posibilidad de ser muy exitoso como empresario. Lo que critico es que no todos compiten con igualdad de oportunidades.


Bueno, pues mientras México se encuentra actualmente en el lugar número 60 en competitividad mundial (http://www.mexicomaxico.org/Voto/Competitividad2.htm), los PyMEmpresarios, los que representamos el 70% de la economía nacional, los que hemos creado nuestro negocio más con intuición que con capacitación, los verdaderos generadores de empleos, los que vivimos una tasa de mortandad del 80% en los dos primeros años de haber arrancado la empresa, los que enfrentamos la mayoría de las dificultades para crecer, seguimos jugando al “Llanero Solitito”, pensando que con sólo “echarle ganas” y teniendo dinero suficiente saldremos adelante.


Lo cierto es que hoy en día las empresas grandes y las muy pequeñas requieren muchos elementos que formen un círculo virtuoso, que fomenten primero la sobrevicencia y luego el crecimiento. Uno de ellos es nercesariamente el establecer relaciones positivas y productivas con clientes, socios, proveedores, aliados, asesores, etc. Hoy les platicaré rápidamente una experiencia recientemente vivida:


Acudí en días pasados al Social Networking que organiza mensualmente Eduardo Ruiz Healy en la Hacienda de los Morales en la Ciudad de México. Realmente no importa de quién se trate, la verdad es que nunca había acudido a uno, aunque ya había oído hablar de este tipo de eventos. Ruiz Healy lo definió de un modo muy claro: “es como una fiesta de solteros en la que acuden empresas a conocerse”. El slogan del evento y de la empresa organizadora, de la cual Eduardo es socio capitalista por cierto, reza algo así como “donde los negocios nacen de las relaciones”. Debo señalar que la verdad me dolían un poco los $500.00 pesos por persona que se tenían que pagar para asistir, pero recordé aquélla frase de “quien poco invierte, poco gana”. Pensé que si no soy capaz de intentar nuevas fórmulas, aunque éstas tengan un costo, entonces mi negocio no merece crecer. Así que preparé mi dinero, me eché a la bolsa del saco una buena cantidad de tarjeras de presentación de EPI Producciones y acudí al evento.


Al llegar me fui acomodando en el lugar junto con muchos otros empresarios asistentes. El salón se encontraba decorado en una forma sencilla. Muy pocas mesitas redondas y pequeñas se encontraban distribuidas en el área y no había ni una silla. Eduardo Ruiz Healy arrancó el evento puntualmente y nos dio las instrucciones para participar en la dinámica. Dijo “éste no es un evento social, vienen a hacer negocios, esto es trabajo, así que... ¡a trabajar!. Sonó un platillo como de una batería y el lugar se convirtió en una verdadera romería. Se trataba que en un lapso de tiempo corto yo presentara mis servicios al otro empresario encontrado al azar y luego escuchar la presentación de él. Una vez transurrido ese tiempo el platillo sonaba y todos estábamos obligados a cambiar de pareja empresarial para iniciar las presentaciones de ida y vuelta una vez más. Se trataba de entregar y recibir el mayor número de tarjetas posibles. El objetivo: encontrar clientes, socios, inversionistas, proveedores, asesores o simplemente amistades productivas.


Las voces sonaban a todo volumen. Yo podía observar cómo todos estábamos tranformados en vendedores. Todos siempre amables, simpáticos, resaltando el valor de nuestro producto o servicio. Unos preparados, otros improvisando. Unos con gran seguridad, otros un tanto nerviosos. Unos muy elegantes, otros con gran personalidad. Todos coicidimos en la voluntad de tener apertura para conocer, en seguridad para exponer y en la humildad para escuchar. En la intuición de diagnosticar si la charla que llevábamos nos llevaría a algo bueno o tendríamos que probar en el siguiente turno. En cuanto a mi ganancia personal sólo resumiré que salí con más de 20 tarjetas de presentación de gente realmente interesada en mis servicios y ahora, en la segunda parte, la más importante, doy seguimiento telefónico a esas personas con la finalidad de crear algunas alianzas y cerrar algiunas ventas.


Pero lo que qiuero compartirte con esta experiencia, querido lector, es la sensación grata que me quedó después del evento. La sensación de que con apertura y haciendo equipo con el talento de otros podré ver a mi negocio en mejores puertos. Robert Kiyosaki decía: “si tú eres la persona más inteligente de tu negocio, entonces tienes problemas”. Los PyMEmpresarios mexicanos tenemos que abandonar esa ideología de “yo las puedo todas” y empezar a pensar en equipo, en comunidad.


Señalaba yo hace un momento que no importa quién es la empresa organizadora del Social Networking ni quiénes son sus convocantes, eso es realmente lo de menos. Lo cierto es que acudir a éste tipo de eventos, o hasta organizar uno propio, nos puede refrescar las ideas y encontrar el camino que andamos buscando. Tal vez otro ya lo está recorriendo y está en disposición de compartir el mapa con nosotros. Enrique Gómez Gordillo, excelente conferenciante mexicano, aconseja siempre: “pertenece a una comunidad de empresarios, pertenece a la cámara de comercio de tu ramo, entra o haz club de empresarios”


La verdad es que en México tenemos pocas opciones porque aún no hemos formado esa cultura, sin embargo existen: No dejemos de acudir a los eventos que gobiernos y particulares organizan para las PyMEs. Siempre armémonos con una gran cantidad de tarjetas de presentación y hablemos con todos las personas que nos encontremos en dichos eventos. Acudamos a Networkings, organicemos los nuestros, participemos o hagamos redes de negocios; no dejemos de capacitarnos y leamos cuanto material esté a nuestro alcance. Investiga si en tu ciudad hay una Cámara de Comercio, alguna Red Empresarial, algún Instituto PyME. No estoy seguro si Einstein dijo esto pero en fin: “...las cosas hechas de la misma forma siempre generan los mismos resultados ¿Quieres resultados diferentes? Empieza por hacer las cosas de otro modo”


Hoy le urge a México salir del círculo vicioso en el que se encuentra y no podremos lograrlo si seguimos pensando igual. Ningún gobierno, ningún presidente, ningún político o predicador va a cambiar las cosas, de hecho, porque las cosas no cambian ellos están cómodos. Nuestra tarea sólo la podemos hacer nosotros y sólo nosotros debemos hacerla. Hay que pensar en comunidad, en equipo, en la posibilidad de que el otro puede aportarme lo que yo no he podido generar y quizás el otro necesita lo que yo sé o lo que yo hago. Gritar ¡Viva México!, es inútil y ocioso si después del grito no voy a la acción. Nuestros gobernantes quieren que nos enorgullezcamos de nuestro pasado buscando tapar las cosas presentes que nos avergüenzan. Se trata de fortalecernos en conjunto, se trata de crecer en comunidad. Si crece uno solo no sirve de nada.. ¿O a tí te sirve de algo que Slim, el hombre más rico del mundo, sea mexicano? Otros países han entendido el valor de trabajar en equipo. Entendamos de una vez por todas el valor de pertenecer.


Cualquier sugerencia, reclamo o idea constructiva compartámosla en emilio@epiproducciones.com

lunes, 17 de mayo de 2010

EVENTOS PYME: MUCHO RUIDO... ¿Y LAS NUECES?


Bitácora PyME

Por Emilio Pineda

La idea empezó en el sexenio del entonces presidente Vicente Fox: La política gubernamental panista intentaba insertarse en el ritmo internacional de apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas. Así, coordinado por la Secretaría de Economía, el proyecto se llamaba "Semana PyME" y buscaba en un principio juntar en algún centro de negocios a muchas pequeñas y medianas empresas que pudieran ofrecer sus productos y servicios a los visitantes. Conforme avanzaron los años la Semana PyME fue madurando y modificando su configuración. Ahora se pretende que este evento, de una semana de duración, reúna asesores, instituciones bancarias, incubadoras, aceleradoras de negocios, empresas oferentes de productos y servicios, y sobre todo que permita a los visitantes escuchar conferencias de calidad impartidas por expertos en distintas especialidades de empresas y negocios. La Semana PyME, desde hace ya más de tres años, se ha realizado durante los primeros días de noviembre. La edición 2009, la más reciente, reportó una afluencia de más de 100 mil personas durante toda la semana. Debo comentarte querido lector que he tenido la oportunidad de vivir desde adentro este evento, ya que desde 2006 he participado como expositor con stand y en noviembre pasado impartí también una conferencia relacionada con las PyMES y la Tecnología. Una buena idea... pero...

La enorme cantidad de visitantes ha logrado que muchas autoridades se den cuenta que este tipo de eventos son muy demandados por parte del público. Esto ha dado como resultado "Semanas PyME" regionales organizadas en diversas fechas del año, en distintas zonas del país. También existe ahora una "Expo Compras de Gobierno" (http://www.comprasdegobierno.economia.gob.mx/2010/web/index.html) organizada también por la Secretaría de Economía, del 20 al 23 de abril de 2010 en el Centro Bancomer de Santa Fe; así como una expo "PyMES en Crecimiento" (http://www.pymesencrecimiento.com/) realizada por la Secretaría de Desarrollo Económico del Gobierno del Distrito Federal, del 13 al 15 de mayo de 2010 en Expo Reforma. A estos eventos acudí como visitante y quiero relatarte mi experiencia en ambos:

EXPO COMPRAS DE GOBIERNO 2010:

Los spots de radio anunciaban pomposamente que el Gobierno Federal es el principal comprador de productos y servicios en México y ahora las PyMES, como la mía, podían venderle al gobierno. Acudí el miércoles 21 al Centro Bancomer muy temprano y me encontré con una exposición modesta en comparación a la Semana PyME, la cual ocupa siempre las tres enormes salas del Centro Banamex. El salón de este centro de exposiciones en Santa Fe podría representar una tercera o cuarta parte de lo que ocurre allá por el Hipódromo de Las Américas. Lo que a primera vista me gustó es que en una sala podía ver juntas a diversas dependencias e instituciones gubernamentales tales como Presidencia de la República, la Comisión Federal de Electricidad, PEMEX, la Secretaría de la Defensa Nacional, Aeropuertos y Servicios Auxiliares, la Procuraduría General de la República, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, sólo por mencionar algunas. En realidad es que mi sensación era que todas las dependencias federales estaban ahí, aparentemente no faltaba ninguna. Inicié mi recorrido en modo de explorador. Caminando por los pasillos, observando sin detenerme y tomando nota de qué stands valdrían la pena ser visitados posteriormente. Yo ya he tenido la experiencia de venderle al Gobierno Federal y gobiernos delegacionales del Distrito Federal, y debo comentar que es un verdadero infierno (ya detallaré estas experiencias en artículos futuros), así que mi curiosidad se enfocaba en saber si realmente ahora cualquier mortal, como yo, podría venderle fácilmente al gobierno.

Mientras decidia qué stands visitar, me detuve un momento en la conferencia que impartía Enrique Gómez Gordillo, experto en mercadotecnia y ventas, quien además siempre viste de una atmósfera de buen humor a sus pláticas. Es un conferenciante que no puede faltar en los eventos de la Secretaría de Economía y siempre cuenta con una gran cantidad de personas que ansían verlo y escucharlo. Aquí su sitio: (http://www.maspoderdeventas.com). Bueno, cuando llegaba yo al auditorio Enrique preguntaba quiénes de los asistentes no le habían vendido aún algo al gobierno. Las manos levantadas mostraban una abrumadora mayoría. Después preguntó quién ya le había vendido algo al gobierno y las manos, pocas, muy pocas, se levantaron. Enrique advirtió en medio de rostros desilusionados que el venderle al gobierno era una meta a largo plazo y que implicaba un gran esfuerzo. "Así que quien vino a esta expo pensando que aquí va a resolver su problema económico en forma inmediata, háganse a la idea que será muy difícil lograrlo". Yo asentía recordando mis propias experiencias al venderle mis servicios al gobierno, la pesadilla que había sido y las toneladas de trámites que tuve que realizar. Bueno, pero también pensé que si el gobierno estaba haciendo el esfuerzo de hacer esta expo, supongo que también habría facilitado la forma de venderle mis servicios. Así que fuí y visité los stand que más me interesaron. Aquí los resultados:

El stand de PEMEX era el más visitado. Había filas que rodeban varios pasillos. Supongo que todos pensamos que PEMEX tiene mucho dinero y nada le cuesta comprarnos algo... ¡ja! En la SEDENA me pidieron mi tarjeta y me dijeron que turnarían mis datos al área correspondiente (cuando escucho "área correspondiente" me suena al bote de basura). Esto mismo ocurrió en CONACULTA, SEMAR y PGR. En la Secretaría de Turismo me recomendaron mucho que hablara con un funcionario que nunca se presentó. Yo ya le había vendido servicios a la Presidencia de la República de 2001 a 2008 y me acerqué a su stand para ver si retomaba esa relación. Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que la persona encargada de dar la información era un funcionario del área de Adquisiciones el cual puso todas las trabas posibles en mis procesos de licitación de ese entonces. Es decir, pusieron al verdugo a dar informes de derechos humanos. Para resumir: me inscribí en 4 padrones de proveedores (cada dependencia tiene el suyo) y me traje 3 solicitudes más. Aeropuertos y Servicios Auxiliares, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y la Secretaría de Salud, me dieron datos concretos de teléfonos, extensiones y nombres de los funcionarios con los que podría concertar citas de presentación de mis servicios posteriormente a la finalización de la expo. Me retiré un poco insatisfecho pero decidido a hacer citas con las personas que recomendaron visitar, al fin que ya tenía el dato concreto.

Como te podrás imaginar, la siguiente semana hice las llamadas correspondientes con la sorpresa de que todo lo que recibí fueron portazos en la bariz propinados por secretarias que no me dejaron hablar, bajo ningún concepto, con el funcionario en cuestión. "El licenciado no está enterado", "tal vez le dieron mal el dato", "esta área sí ve eso pero el licenciado no sabe quién es usted". "ya sé que es del evento ese PyME, pero el licenciado nunca fue... nosotros seguimos otros procedimientos..." Así, acabó el sueño guajiro de venderle al gobierno con transparencia y por la derecha...

PYMES EN CRECIMIENTO:

El 13 de mayo visité esta expo que viene siendo el equivalente a la Semana PyME, pero en este caso organizada por el Gobierno del Distrito Federal. "Es la expo PyME de Marcelo" me dijo alguien involucrado con el evento. Llegué por la tarde a Expo Reforma, un enorme edificio de tres plantas, propiedad de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México. La organización me parecía un poco caótica y pronto entendí la lógica de los stands: en la planta baja estaban las áreas de fomento económico y apoyo a PyMES de cada delegación del DF, en la primera planta estaban los asesores, incubadoras, financiamientos, bancos y solucionadores; finalmente la última planta contenía a PyMES que ofrecían sus servicios y productos al público en general. ¿Quieren un análisis rápido? Va:

En la primera planta vi stands sin decorar, blancos, fríos. Finalmente son los empleados de las delegaciones del DF que fueron a fuerzas a repartir folletos y dar información incompleta al público. ¿Y saben qué? Se les notaba. La burocracia se respiraba en el ambiente y, como siempre, para cualquier cosa que se necesitara había una solicitud y/o formulario que había que llenar para esperar, quién sabe para cuando, una "pronta" respuesta.

En la primera planta se lograba sentir más la sesación de que en los stands había ganas de hacer negocios... bueno... en algunos. En el stand de una financiera, cada vez que yo preguntaba algo, parecía que interrumpía imprudentemente el estado zen del cuate que estaba ahí. Me dio informes escuetos y yo tuve que tomar un folleto porque el zensei no se molestó ni en dármelo (¡Uy, cuántas ganas de hacer negocios! Mejor ni invertir en ese cuate. Ni lo hubieran mandado). Por supuesto los bancos en todo momento me quisieron convencer de que les tomara un crédito o financiamiento para mi PyME a muy bajas ta$$$as de interés. Saqué mi collar de ajos, mi crucifijo y me alejé de ellos.

En la segunda planta estaban los que querían generar ventas de sus productos exhibidos. Muchas de las PyMES que tenían su stand ahí habían sido elegidas un poco arbitrariamente por el GDF y provenían de las áreas de fomento económico de las delegaciones. ¿Qué ofrecían? Adivinen. ¡Sí! Lo que a nadie se le había ocurrido: Artesanías, joyería, alimentos típicos, aromaterapia... lo mismo que encuentras entre los puesteros de Coyoacán. Es triste pero ningún organismo gubernamental de apoyo a PyMES promueve la creatividad ni la innovación. Por lo tanto muchísmas PyMES mexicanas hacen artesanías, joyas, ropa y alimentos. No estoy menospreciando, pero una ley de mercado dice que entre más vendamos los mismo, menos participación de mercado nos tocará porque tendremos mucha competencia. Sólo el que se logre diferenciar tendrá éxito.

La verdad, después de asistir a estos eventos, me queda la amarga sensación de que los organismos gubernamentales no saben cómo fomentar a las PyMES. No entienden lo que los emprendedores necesitan. Y es lógico, porque el director del área correspondiente es un burócrata que jamás ha arriesgado un peso y que por supuesto no ha generado ni un centavo de riqueza por sí mismo. Por ello no entiende el ámbito de negocios de las PyMES. Las compras del gobierno siguen siendo un mito que encubre los verdaderos "tratos" entre funcionarios que piden su "tajada" a los proveedores y compras a veces mal planeadas.

Nos han vendido un mito en el ámbito de las PyMES y con ello no quiero decir que este medio esté perdido o que haya fracasado. Hay muchísimas historias de éxito dentro de las PyMES, pero al analizarlas muy de cerca, en muchos de los casos son autodidactas. En México hay que buscar la información y armarla nosotros mismos. No quiero decir que no vale la pena asistir a los eventos PyME, lo que quiero resaltar es que no podremos esperar que los demás nos muestren el camino. Lamentable o afortunadamente el mapa lo podemos trazar nosotros mismos, sólo hay que buscar las piezas valiosas debajo de mucha, mucha paja. Mucho ruido... ¿y las nueces? Las nueces están ahí, sólo debemos aprender a mirar.

Aquí un libro que te recomiendo:

"OBVIO. Todo lo que ya debería saber sobre los negocios"

James Dale
ED: Empresa Activa

Cualquier comentario escríbeme a: emilio@epiproducciones.com

martes, 4 de mayo de 2010

¿Quién Realmente es Pirata?


Por Emilio Pineda

Recientemente se ha intensificado en el mundo la discusión sobre si se deben crear herramientas legales que garanticen con mayor rigor la protección de los derechos de los autores. El aumento de la piratería ha puesto en jaque a industrias que facturan miles de millones de dólares anualmente. La evolución de la tecnología ha permitido que cada vez más gente tenga la oportunidad no sólo de intercambiar archivos de música, libros en formato digital, fotografías, juegos, programas de computación o películas, sino también de hacerlo con toda la calidad que ofrece cualquier formato profesional. Anteriormente teníamos la certeza de que al comprar una película pirata, por ejemplo, estábamos comprando un filme mal grabado, con deficiencias en la imagen y con un sonido horroroso. Hoy en día, cualquier producto adquirido en el mercado pirata tiene un 90% de posibilidades de conservar la gran calidad de su original.

En un reporte emitido el año 2009, The Congressional International Anti-Piracy Caucus, señalaba a México como uno de los cinco países con mayor crecimiento en las prácticas de piratería (http://schiff.house.gov/antipiracycaucus/news.html). Los otros cuatro países son: China, Rusia, Canadá y España. Esta entidad es una comisión encargada, dentro del Congreso de los Estados Unidos, a la observación y combate a la piratería a nivel internacional. El reporte detallado de estos países, su conducta dentro de la piratería y el incremento de estas prácticas está al alcande del público en el siguiente enlace: http://schiff.house.gov/antipiracycaucus/pdf/IAPC_2009_Watch_List.pdf

En el apartado de México se detallan prácticas que van desde las copias ilegales de software, películas o música, hasta la introducción de cámaras en teatros o fotocopias de libros en las universidades. Lo interesante es que ahí se menciona la "tolerancia" que las autoridades mexicanas muestran ante sitios en los que se ejerce la venta de productos piratas, que son bien conocidos, y ante lo cual no se hace nada. Desde luego la lista de afectaciones a la industra discográfica, cinematográfica, editorial, de juegos, de software y muchas otras es enorme. Pérdidas millonarias y empleos perdidos. Sólo por mencionar un caso concreto: una fuente sumamente confiable me contó que mientras hace algunos años Sony Music tenía grandes oficinas en México, hacía enormes inversiones de promoción de sus artistas y generaba una gran cantidad de empleos directos e indirectos, hoy en día la oficina en nuestro país cuenta con 20 personas que están a punto de perder su trabajo o reubicarse, ya que antes de que acabe el primer semestre de 2010 Sony Music México cerrará sus puertas y los artistas que queden serán manejados remotamente desde los Estados Unidos.

Si bien lo que hasta ahora te he platicado, querido lector, no es nada nuevo y se parece a todos los relatos que ya has escuchado sobre la piratería, habrá que reflexionar desde el otro lado de la moneda, desde otra perspectiva:

Y es que pareciera que todas las leyes que se empiezan a aplicar en el mundo, y las que están por aplicarse, están sancionado con un rigor impresionante las copias o "bajadas" ilegales de contenidos que se hacen por internet o por cualquier otro medio. La situación es tan fuerte que cualquiera de nsostros, usuarios de la tecnología, somos delincuentes en potencia. Si observamos las advertencias legales que aparecen al inicio de una película, especialmente la de aquéllas producidas y distribuidas hace un lustro y más atrás, decían algo así como "prohibida su exhibición o reproducción parcial o total con fines de lucro". Esto dejaba abierta la posibilidad a copiar o exhibir el material libremente si no había lucro en ello. La ambigüedad de la ley nos permitía, por ejemplo, recomendarle a alguien una película que considerábamos buena y hasta podíamos regalarle una copia para que la disfrutara. Cuántos de nosotros no hicimos en nuestra juventud recopilaciones de música en un cassette (¡Uuuy! ¿Se acuerdan de los cassettes?) con fines de amistad o romance: A mi esposa, en los tiempos de noviazgo, le grababa cassetes con "lo mejor del New Age" por ejemplo. Buscaba con ello darle un sentido emocional al obsequio mediante la integración de la música de diferentes compositores. Esto me daba muchas satisfacciones y la verdad nunca me consideré un delincuente digno de cadena perpetua o merecedor de multas millonarias.

Finalmente el acto de piratería es considerado como tal porque alguien dijo que eso era piratería. Si no me he explicado lo suficiente va de otro modo: Si un día algún grupo de legisladores decide que el acto de silbar o tararear una canción en la ducha, sin pagar regalías, es piratería... ya estuvo que me fuí al "bote". Y es que nadie pone en duda que los autores, compositores, intérpretes y demás creativos que intervienen en una obra merecen el pago por sus creaciones. Lo que parece que anda desfasada es la protección, primero, a las casas editoriales, a las disqueras, a las compañías cinematográficas, antes que al autor. Sólo observemos lo que pasa en México: Un sindicato de músicos con dirigencias amañadas y opacidad en el manejo de los dineros; una Sociedad de Autores y Compositores de México con un presidente vitalicio (Roberto Cantoral) y millonario, quien curiosamente es reelecto y reelecto "democráticamente" desde hace algunas décadas y ahora prepara a su sucesor, heredero (Armando Manzanero) cual hermanitos Castro (no los cantantes, sino Fidel y Raúl, los de Cuba) ya preparan la sucesión del trono. Por el lado editorial las cosas no andan mejor: casas editoriales que pagan al autor sólo el 20% (si bien le va) de las ventas de su libro, las cuales por cierto no son reportadas, es decir, el autor no sabe cuántos de sus libros fueron vendidos y no le queda otra más que ejercer el acto de fe y creerle a la editorial que ese pago corresponde a su porcentaje. Tampoco es desconocido que la radio, en muchos casos, se cierra a autores y artistas independientes y, gracias a la "payola" (dícese del pago "por debajo del agua" que hace una disquera para que la estación toque frecuentemente las canciones de un artista, quesque porque el público lo pide. Es una popularidad artificial. Corrupción para acabar pronto) mantiene en el oído del público sólo a ciertos intérpretes y grupos. Y del cine, ni hablar. Ya sabemos cómo le va a las películas independientes o simplemente a las mexicanas cuando se enfrentan a un gran lanzamiento de "Jóligud". Ni hablar de los intérpretes, como los de doblaje por ejemplo, quienes tienen que firmar un documento, enviado directamente por las compañías estadounidenses, en el cual renuncian a cualquier regalía por el uso de su voz en una película difundida en el mercado hispanoparlante. Los Simpson por ejemplo, ganan millones en Latinoamérica y los actores del doblaje sólo cobraron sus menos de $10 mil pesos por capítulo sólo una vez.

Son muchos los casos de grupos o compositores independientes que hace algunos años, al no encontrar espacios en la radio o en las disqueras, se han lanzado a grabar en algún estudio y han metido su material en los negocios que venden piratería con tal de que empiecen a "sonar" y se hagan conocidos. Otros han buscado caminos más estructurados y dentro de un marco legal nuevo y que abre muchas posibilidades: las licencias "Creative Commons". El Wikipedia se dice que "Creative Commons es una organización no gubernamental sin ánimo de lucro que desarrolla planes para ayudar a reducir las barreras legales de la creatividad, por medio de nueva legislación y nuevas tecnologías. Fue fundada por Lawrence Lessig, profesor de derecho en la Universidad de Stanford y especialista en ciberderecho, que la presidió hasta marzo de 2008" (http://es.wikipedia.org/wiki/Creative_Commons). Lo interesante es que el autor puede generar sus propias licencias en las que, por ejemplo, puede dar permiso a los usuarios a bajar su música, quemar un CD, difundirla, sincronizarla con otros medios, compartirla, etc., siempre y cuando se cite al autor y no se modifique la obra. Estas nuevas formas de difundir material creativo nos hacen pensar que la forma de hacer negocio con este tipo de material está cambiando y los viejos esquemas tendrán que modificarse por más leyes que se hagan. Es como si en el año 1900 los fabricantes de carretas jaladas por caballos, al ver que entraban a México los nuevos automóviles Ford movidos por un motor de combustión interna, hubiesen lanzado una ley que prohibiera la entrada de estos nuevos vehículos. No, más bien tuvieron de tres sopas a elegir: cambiar de giro, ponerse a estudiar mecánica, o quedarse con su negocio en decadencia y morirse de hambre.

Los artistas con mente abierta, en el ámbito musical, están entendiendo que el negocio de aquí en adelante no será la venta de los discos, sino las ganancias que generen las presentaciones en vivo, los conciertos. Ahora tendrán que trabajar más. Ya no podremos ver intérpretes multimillonarios que se daban el lujo de dejar de trabajar tres años y sólo aparecer para cobrar sus cheques. Ahora tendrán que ser más competitivos, menos monopólicos, con más apariciones en público, reinventándose constantemente. La competencia en los negocios, en las profesiones, ahora es más intensa. ¿Qué nos hace pensar que algunos sectores están exentos de esta competencia? Esto lo han entendido perfectamente grupos como U2 o Coldplay, quienes han subido sus canciones a sus páginas en internet para que sus fans puedan obtenerlas en forma gratuita. También han difundido sus conciertos en vivo, vía TV Internet, para que su público los vea sin pagar un centavo.

Finalmente, me parece que en vez de que las leyes mexicanas, en concordancia con algunos acuerdos internacionales, pretendan criminalizar al usuario común de las tecnologías (hay casos que ya están en la cárcel), deberíamos revisar el por qué las autoridades se hacen "ojo de hormiga" con las bandas delincuenciales que a plena luz del día, y en lugares conocidos, venden piratería en forma industrial sin que nadie les haga nada. La Ley debería revisar también los contratos leoninos que firman las grandes corporaciones con los autores de las obras quienes, en casi todos los casos, firman su propia desventaja y desprotección.

En México viene una nueva Ley en este sentido y la discusión sigue en lo obscurito. Sólo algunos han tratado de revelar qué es lo que contiene. Si quieres saber más sobre esto visita el artículo de un buen amigo: http://criticapura.com/acta-en-mexico/2010/01/

Los ususarios no somos criminales por querer la obra de un autor. Los autores lo saben y sólo esperan un pago justo. La nueva ley tiene como bandera el Derecho de Autor y finalmente parece que es el que menos importa. Aunque no quieran, las sociedades están buscando nuevas formas de acercarse a las obras de los creativos, también nuevas formas de negocio en las que se gane en un esquema más justo... ¿y saben qué? Las van a encontrar aunque algunos no quieran. Finalmente ¿Quién realmente es el pirata aquí?

Cualquier duda, comentario o si te quieres piratear este artículo, avísame: emilio@epiproducciones.com

jueves, 15 de abril de 2010

Eso Debió Doler



Por Emilio Pineda


Recientemente encontré una vieja grabación que hicimos allá por el año 1993 ó 1994 en Morelia Michoacán: Junto con mis compañeros de entonces y amigos de ahora, Ricardo y Fernando, acudimos al auditorio principal de la ciudad de Morelia, Michoacán, para grabar en video un concierto que el dueto Mexicanto ofrecería a los jóvenes panistas de entonces. Para mí significaba mucho, ya que he admirado siempre a este dueto de trovadores, compositores y excelentes guitarristas. Finalmente los conocería en persona. En ese momento me preguntaba intrigado: ¿Quién logró traer a estos geniales músicos a un evento interno de los jóvenes panistas de todo el país? Por ahí corría el rumor que incluso venían sin cobrar un centavo. ¿Quién había tenido la suficiente influencia para llevarlos hasta ahí?


Sergio Félix y David Filio salieron al escenario michoacano en medio de una gran expectativa que envolvía a jóvenes procedentes de todos los estados del país. Los acompañaban dos músicos más quienes generalmente intervenían también en la producción de sus discos: Sofía en los coros y Emiliano en las percusiones. Aunque el concierto fue excelente, cabe señalar que el púbico no entendía que Mexicanto es un dueto que compone e interpreta sus propios temas, y a veces surgían peticiones de canciones cliché de esta corriente musical: “¡Toquen Alfonsina y el Mar!” “¡Una de Silvio...!” Desde mi posición como operador de la “Cámara 2” observaba cómo Sergio y David intentaban explicar que ellos no interpretaban a esos autores. Al final del concierto, el cual logró satisfacer al exigente pero desorientado público, la duda se aclaró por lo bajo: “...es que ellos son muy amigos de Felipe Calderón” - me contó alguien. ¿Felipe? ¿Y por qué Felipe? ¡Ah claro! Porque Felipe es de acá, de Michoacán, y porque, como ahorita es diputado, a lo mejor les pagó sus gastos, y por qué no, hasta les debió haber dado una lanita de su propia bolsa.


Efectivamente, además de guardar una profunda amistad con David Filio, uno de los integrantes de Mexicanto, Felipe Calderón ha sido ferviente admirador de la Trova y de cantautores de letras bellas y profundas. Así logró convencer al dueto para presentarse en el evento panista en Michoacán y él directamente pagó los gastos que fueran necesarios. El gusto de Felipe Calderón por esta corriente musical es muy conocido. Además de Mexicanto, entre sus favoritos también se encuentra Fernando Delgadillo, Serrat, Joaquín Sabina, el rockero Miguel Ríos, entre otros. No es de extrañarse que en años recientes, ya como presidente, se le viera genuinamente emocionado cuando recibió, en la Residencia Oficial de Los Pinos, con motivo de su gira internacional “Dos Pájaros de un Tiro”, a Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.


Este último definitivamente es ídolo idiscutible del actual Presidente de México... ¿o lo era? Ya que con motivo de gira internacional en la que presenta su más reciente disco “Vinagre y Rosas”, Joaquín Sabina acudió a México para ofrecer seis fechas de conciertos. A su llegada, en la conferencia de prensa, alguien le preguntó su opinión sobre la lucha que actualmente sostiene el gobierno mexicano contra el narcotráfico y el crimen organizado. Joaquín, a quien por cierto se le dá la opinión fácil y descarnada, señaló con todas sus palabras que el presidente Calderón había sido muy ingenuo “...por decirlo de buena manera...(sic)” al meterse en la lucha contra el crimen y añadió que no creía que el presidente no supiera que existían los policías corruptos y los delincuentes infiltrados en la policía. Antes, el cantautor español se había manifestado a favor de la legalización de las drogas señalando que “la lelagización no acabaría con las drogas pero sí con la corrupción y los asesinatos”. Más adelante, ante la insistencia de los medios informativos aclaraba: “a mí siempre me preguntan de política, ¿qué sé yo de política? ... hablo más como un cuidadano común...”


Desde luego está de más enfatizar que la declaración caló hondo en la opinión pública y en el gobierno mexicano el cual reaccionó rápidamente: La Secretaría de Gobernación envió una carta firmada por su titular, Fernando Gómez Mont, en la que le aclaraba al cantante que la lucha contra el narcotráfico no es sólo del gobierno sino del Estado todo; que no había ingenuidad en las acciones de la misma, y algunos otros etcéteras que los mexicanos nos “soplamos” cotidianamente en los discursos gubernamentales.


Además del clásico escosor que como cultura tenemos cuando un extranjero opina sobre la vida interna de nuestro país, derecho que por cierto ejercemos los mexicanos cuando opinamos ligeramente sobre lo que pasa en otras naciones, surgen en la opinión pública otros elementos de análisis:


Que Joaquín Sabina opine lo que se le antoje es lo de menos. Finalmente el cantautor expresa lo que su percepción, informada o no, fundamentada o no, acorde con la realidad o no, le manifiesta. Se trata de una figura musical de talla internacional, respetado en su ámbito como cantautor, admirado por muchos incluído quien escribe estas líneas. Pero como él mismo lo ha señalado: “...¿yo qué sé de política?” Más bien pareciera que algunos medios de comunicación dieron un peso de más a sus declaraciones y las matizaron a su antojo con tal de buscar la nota. Ese peso, definitivamente no lo tiene.


Es de llamar la atención la rápida y enfática reacción de la Secretaria de Gobernación al emitir la carta mencionada para “aclararle” al cantautor todo lo que fuera necesario. ¿Y los medios de comunicación que han criticado las acciones gubernamentales, y los analistas que disienten, la sociedad reclamante, no mereceríamos todos una carta aclaratoria? Tal vez fuimos testigos de una reacción exagerada por parte del gobierno que, lejos de disipar la coyuntura, sólo le frotó más limón a la herida. Señal de enojo más que estrategia comunicacional.


El tema de que si la lucha contra el crimen organizado, y el desorganizado, ha dado frutos positivos, si ha fracasado. Declaraciones como “vamos ganando aunque no lo parezca”, “Estado fallido”, anécdotas periodísticas (que no noticias) como la charla de “cuates” entre Julio Scherer y el “Mayo” Zambada en la que éste último es descrito más noble que nunca. Si Calderón ha acertado con esta estrategia o se le ha salido de control, es otro tema de análisis y materia para un panel de expertos para el cual yo no doy el perfil. Al respecto sólo citaré una máxima en materia de Imagen Pública: “Imagen es Percepción” La percepción que tenemos tú, querido lector, y yo sobre el éxito o fracaso de la lucha contra el narco perfila claramente la imagen que tenemos de la estrategia. ¿Qué es lo que tu percibes? Creo que yo percibo lo mismo.


Finalmente, supongo que en algún momento de estos últimos días Felipe Calderón habrá pensado seriamente en mandar al archivo sus discos de Joaquín Sabina; o simplemente quiso borrarlo de la lista de sus cantautores favoritos; tal vez quiso guardar en el olvido la foto y la charla con Joaquín y Joan Manuel en Los Pinos hace unos años; a lo mejor le vino a la mente una frase que algún escritor dejó por ahí: “A los artistas hay que juzgarlos por su obra, no por sus opiniones políticas” Si Sabina tiene razón, o si Calderón sólo se sintió criticado injustamente por uno de sus ídolos, lo cierto es que de algún modo esto lo cimbró negativamente, más tratándose de una figura admirada por él y eso... ¡eso debió doler!


Si tienes algún comentario o boletos del concierto de Sabina para regalarme, escríbeme a: emilio@epiproducciones.com


PD: Sólo para que nos ubiquemos mejor y no los dejemos en el olvido: Sergio Félix y David Filio, el dueto Mexicanto, actualmente son conductores del programa “El Tímpano” el cual se transmite los fines de semana por Canal 11. A dicho programa asisten músicos destacados, nacionales e internacionales, de muchos estilos, y entre la charla y el “palomazo” se arma una buena bohemia que vale la pena disfrutar.


PPD: Aquí les comparto un par de chismecitos dignos de Paty Chapoy: Además de grandes amigos, Felipe Calderón y David Filio eran vecinos. Tal era su cercanía que en múltiples ocasiones David, y su esposa Laura Cors, cuidaron a los hijos de Felipe y Margarita cuando éstos tenían compromisos. Ocurrió también en viceversa. Además me contaron por ahí que cuando Felipe Calderón llegó a la Presidencia de la República le ofreció a David trabajar con él. El cantautor declinó la invitación. Sin embargo la amistad no se mermó y, bueno, ahora Mexicanto tiene un programa de televisión en el canal consentido del gobierno. Mi admiración por ello, por los músicos, sigue vigente.


lunes, 11 de enero de 2010

Lo “Normal" en las Familias Mexicanas




Por Emilio Pineda

El tema estuvo presente con mayor intensidad en el último bimestre de 2009. Ahora los diferentes actores sociales y políticos en México buscan la posibilidad de establecer definitivamente la figura legal del matrimonio entre personas del mismo sexo y van más allá: también se plantea que estas parejas puedan adoptar en plenitud de derechos y obligaciones. Finalmente, como en el caso del aborto, estos temas son sumamente polémicos en nuestro país. Y así será durante un largo tiempo, ya que aunque muchas veces afirmamos lo contrario, México es quizás el país más conservador de toda América Latina. No es mi deseo entrar en el tema de discusión que durante décadas ha levantado ámpula y al final de la jornada se queda en la ambigüedad y en la indefinición. No quiero sentarme en el tribunal social y tratar de hacer otro voto en contra o a favor. No, voy hacia otro territorio reflexivo, pero antes, necesito retomar un suceso reciente en los medios de comunicación:

Durante la primera semana laboral de enero de 2010, Esteban Arce, conductor de un programa matutino con un perfil más de entretenimiento que de información, abordó junto con una sexóloga el tema que ya he mencionado. Por supuesto ambos tenían posiciones encontradas y el choque fue inevitable. Si me permites, querido lector, daré una breve opinión del momento: un Esteban Arce en contra del matrimonio de personas del mismo sexo, atrabancado, terco, irrespetuoso de la palabra de su contraparte, con argumentos simplistas y facilones, pero muy gritón y bravucón; por otra parte una sexóloga a favor pero débil en su argumentación, imprecisa en sus afirmaciónes, insegura y temerosa por la actitud del entrevistador. Este momento desató una avalancha de opiniones, sobre todo en redes sociales como Twitter y Facebook, en donde se tachó al conductor de intolerante e inculto. Tal suceso logró que el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, publicara el nombre que Esteban Arce usa en Twitter para que recibiera los comentarios de los seguidores, que por cierto en pocos minutos se reprodujeron en cientos. Muchos pidieron el despido del conductor.

Sobre la actitud de Esteban Arce sólo quiero rescatar algunos breves elementos: él insistía durante la entrevista que la homosexualidad no era “normal” por ser considerada “antinatural” Cuando la sexóloga se refirió a que algunos animales manifiestan también comportamientos homosexuales él calificó dicha conducta de “demencia animal”. En fin, más calificativos que reflexiones, más indignación y escándalo que una plática coherente. Bueno, no podemos esperar mucho de la emisión, misma que está hecha para hacer reir al público, darle entretenimiento, proporcionarle un poco de información y atosigarlo con publicidad en todo momento. Lo curioso es que el conductor ahora se erige como defensor de los principios y la moral de la sociedad mexicana, enjuicia sin miramientos a todo aquello que contradiga las tradiciones católicas y poco falta para que empiece a predicar cual benévolo pastor. Tal vez olvida los tiempos en que junto con su amigo y co conductor de “El Calabozo” el “burro” Vanrankin, hubo de todo alrededor suyo y no parecía descontento. Es más, hoy todavía se burla de la gente de color, de quien habla mal o de quien tiene algún defecto físico. Usa con maestría el albur y las referencias sexuales en ese tono son abundantes. ¿Entonces mi querido Esteban?

Fuera de esto que acabo de señalar, el comportamiento y forma de pensar de este conductor me tiene sin cuidado. Lo que sí me inquieta es que esta forma de pensar está muy generalizada y aún quienes se dicen más librepensadores pueden caer en contradicciones. Me explico: muchos mexicanos se escandalizan o por lo menos no les cabe en la cabeza esta posibilidad de que parejas de mismo sexo contraigan matrimonio o puedan adoptar niños. Muchas iglesias, desde luego la católica por delante, atacan con la espada flamígera esta posibilidad, ya que se perdería la concepción tradicional que los mexicanos tenemos de la familia: una mamá, un papá y los hijitos. “La sociedad se perdería en principios y valores si damos entrada a estas perversiones de la supuesta modernidad”

Lo que estos defensores de la conformación tradicional de la familia ignoran, o saben pero no admiten. Es que el esquema está perdido desde hace mucho tiempo. Hoy en día existen configuraciones tales como: mamá – hijitos – padre ausente; mamá – padre hipócrita – hijitos – ehhh otros hijitos del mismo papá pero de otra mamá que acabamos de conocer; mamá – hijitos – padre violento; abuelitos – hijitos; sacerdote – ahijada – sobrinos... ehhh o algo así.

Muchos culpan a la modernidad que obliga tanto al padre como a la madre trabajar y por ello la figura tradicional de la familia no logra consolidarse. Lo cierto es que tenemos décadas en las que el hombre mexicano ha ido convirtiéndose en una persona irresponsable y poco comprometida con una relación familiar. Fomentada por el machismo de sus padres (de ambos) el hombre mexicano mide su “hombría” con la posibilidad de serle infiel a su pareja y procreando hijos con otras mujeres. Es muy antiguo el chiste en el que un hombre le pregunta al otro: “¿Bueno, y tú cuántos hijos tienes?” - el otro responde “¿En qué colonia?” Las risas masculinas estallan y no falta quien diga “ay fulanito... ¡eres tremendo!” Sin embargo en cuanto una mujer mexicana logra manifestar su libertad sexual o independencia económica y hasta emocional del hombre, se convierte en una persona peligrosa, digna de desconfianza, y se le atribuye el calificativo que podríamos dar a una “señora que vende ramas”... en el más leve de los casos (se entendió ¿verdad?).

El INEGI en su momento publicó un estudio en el que, en resumen, señala que en 1995 el 31% de los hogares mexicanos no tenía padre, mientras que en 2009, la figura paterna está ausente en el 41% de dichos hogares. Desde luego sería irresponsable generalizar y también debemos tomar en cuenta el efecto migratorio que obliga a los hombres de familia abandonar el hogar para buscar trabajo en las ciudades capitales o en los Estados Unidos. Así es, sin embargo, también existe una altísima tasa de hombres que antes de los 20 años embarazan a sus compañeras de escuela, vecinas o amigas, para después hacerse “responsables” en forma mediocre. Quizás, tras unos pocos años de violencia, pobreza y desempleo, el hombre buscará salir de ese hogar y embarazará a otras mujeres, sin solucionar su problema económico... vaya... sin resolver nada y complicándolo todo. Tanto en estratos de muy escasos recursos económicos, como en sectores de riqueza, es común festejar y premiar al hombre que se relaciona con muchas mujeres, que manifiesta su dominio ejerciendo violencia verba, moral o física sobre su pareja y que ¡ooopps! ... se le “chispotea” un chamaco por ahí. “Ultimadamente usté es vieja y no tengo por qué darle cuentas de nada.

Este fenómeno acarrea algunos otros problemas: Este tipo de hogares en que la figura paterna está ausente o presente con violencia está irremediablemente sostenido económicamente por la mujer. No es extraño escuchar historias, por ejemplo, de la persona que hace el aseo en una casa, en que ella trabaja todos los días y el marido está en casa porque no encuentra trabajo. No sólo eso, la mujer labora limpiando casas, llega a la suya y hace la comida, atiende a los hijos y encima tiene que atender adecuadamente al marido porque así es la tradición. ¿Y él? Entregado al alcohol y a la holgazanería porque “la situación está bien difícil” Como señalaba anteriormente este fenómeno no es privativo sólo de las clases pobres en México. Ocurre en todos los estratos, con diferencia de matices pero finalmente el mismo asunto. Hombres irresponsables y no comprometidos con la familia que formaron, en muchos casos, por accidente. No debemos olvidar tampoco que el número de mujeres infectadas con enfermedades de transmisión sexual, sin haber siquiera salido de su casa, es enorme.

Mientras en el sureste mexicano las leyes se volvieron más rigurosas para con la mujer que aborta (sea cual fuere el motivo), ningún legislador ha reforzado castigo alguno contra el padre violento, abandonador, hostigador, polígamo, explotador de su esposa e hijos. En el Código Civil existen algunas figuras que protegen a la mujer como lo es la pensión alimenticia, sin embargo, se quedan muy cortas. En algunos estados de la República Mexicana hay mujeres en la cárcel por haberse efectuado un aborto mientras que hay hombres golpeadores, narcotraficantes, “polleros”, lenones, que están celebrando felizmente con una cerveza en la mano y recordándose que son “muy hombres” (¿temen olvidarlo?) Las iglesias y los moralistas señalan con dedo acusador a las mujeres inmorales, a los “homosexuales pervertidos”, pero parecen no ver los demás problemas de la sociedad. Finalmente meter a la cárcel a una mujer sin estudios y sin dinero es más fácil que a un delincuente con armas y con poder.

Debemos plantearnos urgentemente el concepto de la hombría mexicana del siglo XXI. El charrito de las películas (de Pedrito Infante por ejemplo) es valiente sólo cuando tiene alcohol en la sangre y un arma en la mano. Sin ambas cosas es estúpido y cobarde. Por eso llora a gritos cuando algo le sale mal. Socialmente es un niño de 8 años, ignorante de muchas cosas pero caprichoso y urgido de satisfacción. Integrar a la esposa y a los hijos en igualdad de condiciones, derechos y obligaciones no es signo de debilidad. Más bien reflejan integridad y evolución social. No sé si es sano que un hijo vea a su madre constantemente violentada por el padre y es perversión que un hijo adoptado esté rodeado de amor por sus padres del mismo sexo. No lo sé. Son imágenes de extremos opuestos pero que finalmente están enlazados y debemos perder el miedo a imaginarlas. No se trata de “normalidad” se trata de dignidad y de evolución. Hay personas homosexuales íntegras, talentosas y hay heterosexuales repugnantes y viles para nuestra sociedad. Desde luego existe el viceversa. No se trata de qué es lo que pasa abajo de la ropa interior sino de lo que ocurre en nuestra mente y en nuestro corazón. ¿Qué México queremos ver?

Lamentablemente todavía nos agredimos con pasión si tenemos diferencias en equipos de futbol, si votamos por un partido político diferente. Todavía somos tribus en muchas de nuestras conductas y parece que nos sentimos cómodos con ello. Si los legisladores y el presidente realmente desean lograr cambios de fondo en nuestro país, deberán trabajar junto con la sociedad en abordar con seriedad y sin miedos o radicalismos muchos temas pendientes. Los mexicanos de a pie también tendremos que aprender a pensar con tolerancia y con pluradidad. Somos los primeros en presumir en el extranjero nuestra “rica diversidad cultural” y somos quienes censuramos la más diminuta diferencia del otro respecto a nuestra forma de pensar. La descomposición social no es culpa sólo de la televisión o los demás medios de comunicación. Esto empieza en casa. Desde la casa de quienes visten calzón de manta y en condiciones muy austeras, hasta en hogares con señores poderosos y esposas copetonas que critican todo. El hombre macho e irresponsable es formado tanto por el padre como por la madre y en eso hay que ver el espejo aunque nos asuste la imagen. Abordemos esos temas por el bien de las presentes y futuras generaciones. Un pueblo bien construido, con dignidad y orgullo genuino, elige mejores gobernantes, toma mejores desiciones y contruye un mejor país. Para lograrlo busquemos en nuestros pricipios, no en nuestros calzones.

Te recomiendo que visites el blog de las “Mamás Solas” en http://mamassolas.blogspot.com

Cualquier comentario permíteme conocerlo: emilio@epiproducciones.com

PD: Un botoncito de muestra: ¿Conoces la preciosa canción yucateca de Ricardo Palmerín titulada “Peregrina”? La versión oficial dice que este autor se enamoró profundamente de una periodista estadounidense que andaba en ese estado del sureste y como consecuencia de ello le hizo esta poética y hermosa composición. La periodista regresó a los Estados Unidos y él se quedó con el corazón destrozado.

Bueno, otra versión señala que el enamorado era en realidad el gobernador del estado de Yucatán de ese tiempo (ustedes averigüen el nombre). Dicho servidor público se quedó impresionado con una periodista estadounidense que cubría su campaña y posteriormente su función pública. En su febril entusiasmo encargó a Ricardo Palmerín la composición de dicha canción, desde luego con la discreción debida. La periodista quedó encantada y estableció una relación con el gobernador. Sin embargo el funcionario fue más allá y, para poder formalizar y manifestar libremente la relación con esta mujer, de inmediato mandó una iniciativa al Congreso Estatal para que se permitiera el divorcio (en Yucatán nadie podía divorciarse, así lo decía la Ley), la hizo aprobarse de inmediato y dio un plazo de 5 días para que entrara en vigor. Finalmente se divorció, fue con los brazos abiertos con la comunicadora quien finalmente decidió no continuar con la relación.

Esta larga postdata pretende mostrar que cuando la Ley puede modificarse, para cumplir los deseos o intereses personales de algún gobernante importante, lo hace en forma rápida y expedita. Cuando el interés tiene pies, todo se puede, sin discusión, sin debate y en forma inmediata. ¿Pasará esto hoy en día? Ya no deben decidir unos pocos el destino de todos.

martes, 5 de enero de 2010

El Águila que Cae


Por Emilio Pineda


Saliendo del edificio me encuentro con la imagen: una escultura de casi un metro setenta centímetros que representa orgullosa a un águila azteca en cantera rosa, seguramente traída del estado de Zacatecas. A la entrada no me dí cuenta que ahí estaba, ya que el pasillo de ingreso me obligaba a darle la espalda, pero ahora que salgo no sólo atrae mi vista, sino que me obliga a detenerme para contemplarla. El águila se yergue imponente, con las alas cerradas, los ojos fijos al frente y el ceño endurecido, lo que denota una mirada potente, desafiante. Es un monolito de belleza y alta significación, ya que sin lugar a dudas es el símbolo de nuestra identidad. Elemento que une nuestro pasado prehispánico con nuestro presente moderno. No es de extrañarse que el poderoso propietario de ese inmueble la use como elemento custodio de su entrada.


El águila aparece en nuestra bandera nacional. Posada de perfil sobre una penca de nopales devora podreosa una serpiente. Es el momento inmortalizado de la historia contada por los antiguos mexicanos que poblaron el centro del país. Aquellos peregrinos procedentes de Valle de Aztlán (lugar todavía indeterminado pero que algunos lo atribuyen a Nayarit), quienes antes de partir miraron esta imponente imagen y la buscaron como símbolo durante su trayecto, ya que esta misma visión, repetida, les indicaría el fin del viaje, el lugar donde habrían de sentar su nueva civilización. Y finalmente ahí estaba: el águila dotada de fuerza y belleza devorando la serpiente en medio de un pequeño islote rodeado de un lago pantanoso. Ahí, en lo que hoy conocemos como Centro Histórico de la Ciudad de México la señal apareció. Los peregrinos finalmente se asentaron en ese lugar, crearon una ciudad muy organizada a la que llamaron Tenochtitlan y rindieron fervoroso culto a esta ave majestuosa; la adoptaron como símbolo, sus mejores y más valientes guerreros llevarían siempre su nombre y su representación visual en la cabeza.


El águila como identidad de los mexicanos es vigente en nuestros días. Está presente en nuestra bandera, en nuestra moneda, en la papelería y simbología del gobierno federal, es símbolo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se encuentra en el imponente escudo que engalana la fachada del Palacio Legislativo de San Lázaro. Fue usada en estandartes de diferentes luchas sociales a lo largo de nuestra historia. Aún la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México tiene al centro de su fachada el águila imperial, coronada y con las alas abiertas, la cual representó durante casi tres décadas al gobierno porfirista.


No puedo evitar pensar en todo esto mientras veo la escultura que está ante mis ojos y tampoco puedo olvidar otro encuentro reciente, cara a cara, con un águila:


Venía regresando de un viaje decembrino con la familia a Ciudad Victoria, Tamaulipas. El trayecto en carretera no sólo me gustó por los fantásticos paisajes que puede uno admirar, sino también porque el reto de tomar el volante en tan largos trayectos me había seducido totalmente. Había pasado el cruce conocido como “El Huizache”, en el estado de San Luis Potosí y me dirigía en una carretera de cuatro carriles hacia la ciudad capital del mismo nombre. De pronto, en una muy larga recta, contemplé de nuevo unos rústicos tendederos que estaban colocados en ambos lados de la carretera con unas extrañas tiras colgando. No sabía si eran tiras de carne, o vainas vegetales, o cuero... ni idea de lo que eran. Ya los había visto en el trayecto de ida, y ahora en mi regreso alguien me contó que esas raras tiras que colgaban eran pieles de serpiente que los empobrecidos pobladores del lugar cazaban en el monte crecano. Estas misma personas afirmaban que la piel y la carne de la serpiente tienen poderes medicinales que “hasta el cáncer curan” Por eso vendían la piel seca al sol y el aceite “natural” de serpientes desolladas y hasta ofrecían también la carne pulverizara para ingerirse mezclada con agua o para fabricar cápsulas medicinales. Los tendederos estaban separados unos 5 o 10 metros unos de otros a lo largo de un tramo de kilómetro y medio aproximadamente. La abundancia de estos puestos daba a la recta carretera un aspecto hipnotizante.


Más por curiosidad que por el ánimo de comprar detuvimos el automóvil frente a un puesto elegido al azar y descendimos para preguntar y mirar más de cerca. Dos mujeres, una joven y una mayor, corrieron a nosotros acompañadas de un adolescente. Los tres tenían las marcas de la pobreza y el inclemente frío de la región. Con el ánimo de lograr una venta hablaron de los prodigios de la carne de serpiente. Nos contaron que las atrapan fácilmente en las tierras cercanas ya que son abundantes, pero había que tener cuidado debido a que en muchos casos se trata de víboras de cascabel. Mientras nos relataban todas las historias empecé a explorar lo que su rústico mostrador ofrecía a la vista. Ahí me topé con muchas tiras de carne de serpiente, algunas extrañas cactáceas, pequeñas aves vivas atrapadas en jaulas y pieles de coyote, todo a la venta por supuesto. “¿Todo esto hay por aquí?” - pregunté. “Sí siñor, aquí adelantito y en el monte hay de esto... esos pajaritos son cenzontles” (recordé el poema de Netzahualcóyotl pero el ave nunca cantó). En eso estaba cuendo mis ojos se encontraron con los suyos:


Parada en un tronco horizontal estaba un águila, viva, mirándome. Su plumaje café se erizaba de vez en cuando debido al frío viento, sus grandes ojos resaltaban en su firme cabeza y el poderoso pico, hecho para desgarrar la carne que sería su alimento, trazaba una desafiante forma de gancho hacia abajo. El cuerpo erguido, las alas recogidas y las garras impresionantemente largas. “Así es como fácilmente atrapa y somete a sus presas” - pensé. Ahí fue cuando mi vista se encontró con el cordón que le impedía escapar, que la mantenía pegada al tronco y que la haría regresar si intentaba emprender el vuelo. Esta águila no estaba sola, ya que otro ejemplar prácticamente idéntico se encontraba a su lado. “¿Éstas son águilas?” -pregunté sorprendido, fascinado y en shock “Sí siñor, si la quiere nomás le tiene que dar arrocito o tortilla, también come carnita, vale quinientos pesos” La señora mayor intentó mostrármela de cerca y la tomó de las patas, lo que hizo que el ave quedara de cabeza. Recordé con tristeza a las gallinas o los guajolotes en los mercados, el águila aleteó asustada. “No, no, no, no se moleste, nada más la ví y por eso pregunte...” - dije. “Ándele siñor, anímese, usté güerita, ¿o cuánto me da por ella?” Ya no preguntamos más. Mi esposa les obsequió algunas prendas a las señoras, “va 'star buena pa´l frío, gracias...” Nos paramos, vimos y nos fuimos.


Siempre he sabido que la caza furtiva de ciertas especies endémicas es un delito en nuestro país. Pero no creo haber sentido la necesidad de cargar alguna culpa a esos pobladores. Eso sí, sentí una profunda tristeza por esta hermosísima ave. La miseria en la que viven me obligó a preguntarme ¿qué otra opción de vida tienen? ¿Aquí llegan los programas federales o estatales de combate a la pobreza? ¿Llegó algún día “Solidaridad”? ¿Procampo? ¿Llega hoy “Oportunidades”? No me parece que sean pobladores nuevos. Más bien parecen los pobres de siempre, de décadas. Que de tanto estar a la vista nadie los ve. “Ellos no quieren progresar” dirá algún burócrata estatal o federal con estadísticas en la mano. A los costados de una carretera estatal no me parece que las autoridades ignoren que este problema existe. No se encuentran en una zona apartada. ¿La solución es meterlos a la cárcel? Me da mucha curiosidad conocer algún informe anual del gobernador de San Luis Potosí. ¿Los levantan cuando pasa por ahí el Góber o el Presidente? ¡Ah no! Ya me acordé que ellos andan en helicóptero... ustedes saben... por seguridad.


La mirada de esa águila me hizo pensar en mi país. Un México que llega a su centenario y bicentenario más con deudas históricas que con logros que celebrar. No niego que haya avances, pero en muchos casos se han logrado a pesar de nuestro sistema político, de nuestra cultura, de falsas tradiciones que nos frenan. El águila antes majestuosa y hoy tratada como guajolote me obliga a pensar en el México que queremos y en el México que realmente hemos construído. Su mirada antes infinita y desafiante, hoy atemorizada, me trae a la cabeza los miles de mexicanos muertos en tiempos de “paz” en una lucha de la cual no hay resultados claros y pareciera no tener fin. Su vuelo antes libre me hace pensar en que hoy nos han amarrado de una pata con falsos patrioterismos siempre y cuando sigamos siendo proveedores de obesos e insaciables sistemas políticos. El precio del águila: quinientos pesos... ¿cuánto nos costará seguir lentos y en algunos casos estancados? Y miren que no necesitamos a los extranjeros para hacernos daño nosotros mismos.


El recuerdo del águila me trajo tristeza. A veces la sueño libre, zurcando el hermoso cielo de la región, trazando figuras hermosas a alturas sorprendentes, feliz, con dignidad, volando segura y sin temor a ser capturada, agredida, vejada. No dejo de soñar que así será México cuando dejemos de guardar la mugre bajo la alfombra y nos pongamos realmente a asear la casa. Para ello necesitamos vernos a la cara y enfrentar nuestros demonios, sin justificarlos, sin vicimizarnos. No es un problema de vendimia miserable a la orilla de la carretera. Se trata de que México salga de esa orilla y se incorpore a la autopista para dirigirnos a un mejor futuro. Nos urge dejar de ser, de una vez por todas, el águila que cae.


Por cierto, pude tomarle una foto a mi amiga águila de la orilla de la carretera. Te la comparto en este artículo. ¿Qué le dirías tú mirándola a los ojos?


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PD: ¿Sabías que algunos historiadores afirman que si realmente Aztlán estuvo en Nayarit es muy probable que el ave que vieron los aztecas devorando una serpiente no fuera un águila sino una garza?